viernes, junio 14, 2013

Sócrates querido

Anoche soñé contigo. Te veía en mi sueño con tu eterna capa de lino. Comíamos unas almendras y nueces que la cálida Xantipa nos había servido. Habíamos iniciado una discusión sin fin, de esas que tanto buscabas. Tus preguntas me exasperaban y mis respuestas te hacían gracia. No podía ser de otra manera, pues sabes más que nadie, que cada respuesta encierra en sí misma muchas preguntas. Además de que nada podemos saber.
En ese sueño que ha sido tan real, (nos hemos encontrado en él por alguna bifurcación del destino), me preguntabas con un aire algo burlón si ya había encontrado lo que buscaba. Te miré fijo a los ojos, esos ojos saltones y curiosos y empezamos a reír.

4 comentarios:

Pablo Villanueva H. dijo...

Soñar de una manera tan curiosa para despetar y darse cuenta que sólo sabemos que nada sabemos.
Inspirador tu escueto texto.

Unknown dijo...

Bello y muy interesante. Es como cuando uno piensa: ¡quiero seguir soñando maaass! ABRAZO

yamily yunis dijo...

gracias Pablo. Si se pudiese vivir como en los sueños, sin tiempo ni límites...aunque la intensidad en los sueños a veces es terrible.

Sí Raúl, a veces nos despertamos o nos despiertan en lo mejor del sueño y...¡ay! uno cierra los ojos e intenta retomar pero es inútil. Gracias. Abrazo.

Jorge dijo...

Me pregunto qué pensaría Xantipa, acerca de que su esposo no era un griego normal para su época.
Además ella llorando minutos antes de la muerte de Sócrates y él pidiendo que la retiren para seguir hablando de filosofía.